A la sombra del Baobab, de Xavier Moret

Por María José Rubín Sigue leyendo

Qué fuertes y seguros nos sentimos en nuestro ámbito cotidiano, caminando por calles que conocemos de memoria, tanto que podríamos recorrerlas con los ojos vendados, o resolviendo problemas cotidianos que no nos sorprenden y para los cuales tenemos soluciones practicadas una y mil veces. Nadie puede culparnos: la costumbre simplifica las situaciones diarias, y no está mal acostumbrarse.

Pero cuando el escenario cambia radicalmente, cuando los problemas no son tan sencillos y las soluciones dejan de ser obvias, es entonces que recordamos lo grande que es el mundo y lo pequeños que somos los humanos que lo habitamos. Con un sentido del humor admirable y un talento innato para la escritura, Xavier Moret nos lleva de viaje por un universo que nos es desconocido, pero que existe y en el que muchos se desempeñan con una soltura que, para nosotros, es inusitada.

De punta a punta, Moret y su amigo Andoni Canela, fotógrafo profesional, recorrieron Botswana en busca de los Baobabs. Estos árboles milenarios, la especie más grande del mundo –y popularizados por Saint-Exupéry, en El Principito–, son el móvil que lleva a estos dos aventureros a adentrarse en el inclemente desierto africano.

El intrépido viaje que realizan es además una profunda indagación interior, el inicio de un autoconocimiento y la oportunidad de evidenciar la torpeza y la astucia del ser humano, en este caso devenido explorador. La capacidad de Moret de reírse de sí mismo es una de las cualidades que hace de A la sombra del Baobab una fuente de sabiduría y carcajadas en igual medida.

Internados en una realidad tan lejana de Occidente, escritor y fotógrafo lograron captar lo más maravilloso y lo más trágico de esta región del África. Sin perder contacto con la realidad, este libro de lectura amena es una obra muy recomendable para cuestionarnos y cuestionar las disparidades del mundo en nuestros tiempos.