La Gruta Azul, un espectáculo natural único
Ya conocida en la antigüedad por los antiguos romanos, fue redescubierta por un pintor alemán a principios del siglo XIX, atrayendo consigo un inmenso incremento en el turismo. La Gruta Azul, situada en la isla de Capri, en el golfo de Nápoles, Italia, es uno de los espectáculos naturales más sencillos y a su vez sorprendentes del mundo que deslumbra a todos sus visitantes.
Frente a las costas de Sorrento, recortada en el mar Mediterráneo, Capri es un territorio de mitos y leyendas. En tiempos de los romanos, Augusto se retiraba a contemplar el espléndido paisaje. Más tarde, Tiberio hizo de Capri la capital del Imperio, pero luego la isla fue abandonada hasta comienzos del siglo XIX. Un día de 1826, un pescador de nombre Angelo Ferraro le mostró al pintor alemán August Kopisch la «secreta» Gruta Azul y desde ese momento Capri se convirtió en un destino masivo del turismo. La historia dice que sólo fue una broma del isleño, pero Kopisch murió convencido de haber descubierto la famosa Grotta Azzurra. Los pescadores prácticamente la evitaban porque creían que ahí vivía el fantasma de Tiberio, pero desde tiempo, los turistas se embarcan en botes de remo para entrar en ésta y poder admirar con ojos de sorpresa cómo la luz del sol se refracta en el agua hasta el interior de la cueva, generando diferentes tonos de azul que parecen surgir a través de la superficie del agua, creándose un fascinante espectáculo natural.
La entrada a la Gruta Azul es un agujero de 50 cm. de alto y 1 metro y medio de ancho a nivel del mar en un acantilado, dentro mide unos 60 metros de largo y 25 de ancho, y debajo del agua el agujero es mucho más grande de manera que la luz entra prácticamente toda, volviéndola de un azul turquesa y de una fosforescencia que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo.
Al alcanzar las inmediaciones de la entrada varios barqueros te suben en sus barcas para visitar la Gruta Azul. La gruta es suficientemente grande como para admitir varias embarcaciones pequeñas, pero para que los botes puedan entrar, el mar debe conservar la calma. De hecho hay que agachar la cabeza en la barca para poder acceder a la gruta.
Ser testigo de este espectáculo único en el mundo cuesta entre 10 y 20 euros por persona, lo cual vale la pena experimentar que la barca está levitando sobre una brillante nube azul fluorescente.
¿Cómo llegar?
La isla de Capri está comunicada con la península por numerosas líneas marítimas desde Nápoles y otras ciudades de la costa como Sorrento, Amalfi y Positano. La isla está bien servida por taxis, buses y funiculares. Es posible comprar la tarjeta recargable «Unico Capri» que da derecho a usar todos los medios de transporte públicos de la isla.
Por mar:
Desde Nápoles Molo Beverello, parten numerosos hidrofoils y ferries dirección Capri, algunos con escala en Sorrento. Los hidrofoils son muy veloces (45 minutos). Desde Amalfi y Sorrento las líneas parten de los respectivos puertos.
En tren:
La estación Nápoles Central está bien conectada con toda Italia. Para los horarios consultar el sitio Trenitalia o llamara al número 89 20 21 o desde fuera de Italia al +39-06-68475475. Una vez en la estación se puede continuar el viaje en taxi o bus hasta el Muelle Beverello para embarcar.
Por avión:
El aeropuerto de Nápoles Capodichino (NAP) ofrece vuelos hacia todas las ciudades italianas y los principales destinos europeos con líneas tradicionales y con aquellas low cost. Desde el aeropuerto, el servicio lanzadera Alibus lleva directamente al puerto de Nápoles.
El aeropuerto intercontinental más cercano es el de Roma Fiumicino (FCO), conectado en tren y avión con Nápoles.
Categorias: Italia, Viajar por Europa
es preciosaaa!!!ojalaaa tuvieramossss lgo tan impresionante en españaaa vayaaa
hace 2 años tuve la suerte de visitar esta maravillosa ciudad,espero volver algun dia.