Pompeya: la ciudad del pasado presente
Fabulosas casas, deslumbrantes mosaicos y frescos, e impresionantes esculturas humanas. La ciudad italiana de Pompeya recibe 4 millones de visitantes por año y es lo menos que se puede esperar de una ciudad que se detuvo en el tiempo hace 20 siglos tras la erupción del volcán Vesubio, lo que sepultó todo a su alrededor bajo un manto de lava. Pompeya está cubierta por un halo de misterio que por años ha deslumbrado a la humanidad.
Fundada en el siglo VII a.C. por los Oscos, un pueblo de Italia central, Pompeya era un centro veraniego del Imperio Romano situado en Nápoles, centro monumental en el sur de Italia y capital de la región de Campania a 219 kilómetros de Roma. En agosto del año 79 d.C. un alud enterró a las ciudades vecinas de Herculano y Stabia, mientras que Pompeya recibía una lluvia de cenizas y piedras volcánicas. Los vapores de azufre envolvieron a estas ciudades y asfixiaron a sus habitantes, acabando con la vida de éstos en el momento de la destrucción, entre ellos el famoso naturalista C. Plinio Segundo, quien observaba la actividad del volcán. Hubo alrededor de 2000 víctimas por toda la ciudad de Pompeya. Algunas realizaban esfuerzos sobrehumanos por ponerse de pie en medio de la calle, mientras otros murieron bajo los escombros de sus casas. Aquellos que se refugiaron en las cuevas de la costa, sufrieron el mismo destino, pues nadie podía escapar de la emisión de gases, polvo y cenizas a la atmósfera que configuraron lo que hoy se denomina “nube piroclástica”.
Pompeya fue redescubierta en 1748 y drante las excavaciones, ocasionalmente eran hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. Fue así como en 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción. Lo fascinante de Pompeya es la conservación del trágico final hasta nuestros días, como el panadero que dejó las puertas abiertas y 81 hogazas de pan recién cocinadas o la dueña de la Casa del Fauno, que fue petrificada cuando se aprestaba a salir a la calle portando una bolsa con sus pulseras de oro, los espejos de plata y cuantiosas monedas. También se puede ver en una de las casas un mesa servida con un recipiente de cerámica lleno de huevos en una de las casas, y en otra, la de un cirujano, 40 piezas de bronce cuidadosamente ordenadas para la próxima operación.
Los cuerpos de los habitantes conservan las posiciones del momento de sus muertes
Los monumentos y sitios de interés arqueológico son muchos: la Puerta Marina, El Antiquarium, El Foro, El Mercado, el Templo de los Lares y el Templo de Vespasiano, el lupanar, el foro triangular, el teatro grande, las termas y la lista continúa. Así, Pompeya permite contemplar con bastante exactitud lo que constituía la vida cotidiana de una ciudad romana tal como se desarrollaba hace 2000 años, con sus calles, sus diversos espacios públicos y privados, su arte y su cultura. Durante el Imperio Romano, las viviendas de las ciudades más ricas llegarían a ocupar un bloque entero, como ocurrió con la denominada casa del Fauno, construida a principios del II siglo d.C.
En la villa de los Misterios, el conjunto de frescos que decora las paredes del comedor (tablinum) data de mediados del siglo I a.C. y constituyen el resto más antiguo de pinturas murales de la Antigüedad clásica. Las paredes se abren en planos arquitectónicos para ofrecer vistas en perspectivas escenográficas, presentándose una decoración figurada cuya temática, dedicada a las iniciaciones mistéricas dionisíacas, ha dado nombre a la villa pompeyana.
Arriba, el atrio de la casa del Fauno; abajo, la villa de los Misterios.
A la derecha, el atrio de la villa de los Vettii.
El hedonismo de los pompeyanos se patenta por doquier. Todos los testimonios arqueológicos, tales como frescos, pinturas murales, tipos de construcción y objetos hallados en los edificios ponen en relieve una existencia totalmente consagrada a los placeres. Aficionados a las representaciones eróticas, en la casa de los Vettii, la imagen de un individuo haciendo ostentación de su virilidad despierta la curiosidad de los visitantes. El tema del amor y el goce también se expresa en las inscripciones que se han hallado en los muros. La máxima “No hay nada mejor en el mundo que gozar” era el principio de la filosofía dominante en la época; el goce era el objetivo hacia el que todo hombre debía tender, ¿por que entonces poner freno, en esas condiciones, a la pasión? Al parecer, sólo más fuego pudo apagar tanto fuego, pues el Vesubio no tuvo piedad y acabó con el hedonista estilo de vida de los habitantes.
La visita a la ciudad de Pompeya puede ser completada con una visita al Museo de Nápoles, donde se conservan numerosos restos de esta ciudad. Se puede llegar a Nápoles en tren desde Roma y a Pompeya en sólo 45 minutos de autobús desde la terminal napolitana (hay numerosos horarios diarios).
Horarios y precios
De noviembre a marzo, de 8:30 a 17:00 hs., y de abril a octubre, de 8:30 a 19:30 hs. Cierra el 1 de enero, el 1 de mayo y el 25 de diciembre. Entrada a Pompeya válida para un día, € 11. Entrada conjunta para tres días a Pompeya, Herculano y otros tres sitios arqueológicos, € 20.
Categorias: Italia, Viajar por Europa
Muy buena la nota de pompeya!!! es sumamente interesante, es una reliquia histórica ese lugar. Anabella gracias por traernos un retazo de historia.
Muy impresonantes las imágenes, está espectacular! Son sitios que a cualquiera le encantaría visitar, esperemos tener la oportunidad! Siempre muy buenos artículos, sigue así!
pobre ciudad si me uviese pasado ami no se lo ke voy a aser?¿
pobrecita ciudad no
gracias por compartir toda esa informacion tan extraordinaria sobre lo acontecido en POMPEYA por que nunca me hubiese imaginado que en la antigua roma,tendrian tanta alegoria por los lujos,riquezas,lujuria desenfrenada que vivian los romanos es algo,como ir ha GIRARDOT,ANAPOIMA,EL CARIBE,UHHHHH.