Tren de vapor al Gran Cañón
Visitar el Gran Cañón de Colorado es una de las experiencias turísticas más agradables que el viajero haya experimentado en su búsqueda por conocer la naturaleza en todo su esplendor. Una de las apuestas más interesantes para viajar hasta este famoso emplazamiento es hacerlo a bordo de un histórico ferrocarril a vapor, rememorando los tiempos en los que este medio de transporte era obra cumbre de la ingeniería, el vehículo más veloz sobre las extensas praderas del lejano oeste.
Dicho transporte efectúa su salida desde el pueblo de Williams, situado en la histórica Ruta 66, y emprende un camino de cien kilómetros hacia Grand Canyon Village, en Arizona, situado en el borde sur. este vapor comenzó sus andaduras por el lejano oeste en 1901, y cesó su actividad a mediados de los setenta debido a la escasa demanda de pasajeros. En 1989 reanudó su servicio con fines turísticos.
La atracción comienza a las 9:30 de la mañana, hora de salida del primer tren (hay dos ferrocarriles en servicio, el siguiente sale una hora más tarde), antes de que se ponga en marcha, los pasajeros asisten a una representación de vaqueros en la propia estación. Además el pueblo cuenta con un Museo del Ferrocarril para que la espera sea más amena. A continuación se suben al vagón elegido, económico, confortable, uno con mirador en el techo o vagón de lujo. El precio va aumentando en orden ascendente. El viaje dura unas dos horas en las que los pasajeros disfrutan de representaciones y musicales por parte de los actores de la empresa. Los precios de los billetes van desde los 70 a los 190 dólares y no incluye la entrada al complejo del Gran Cañón.
Se trata de una manera clásica y elegante de acercarse a este magnífico paraje, viajando del mismo modo que muchos otros durante cien años de historia.
Actualmente la locomotora que tira del convoy data de los años cincuenta, y los vagones de los veinte.
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