Versalles, el jardín del Sol

Palacio de Versalles

Hoy vamos a meter en nuestra maleta cuatro siglos de la más fastuosa historia francesa, cuatro siglos de belleza y esplendor en uno de los rincones más visitados de Europa. Supongo que con estas premisas no querrán perderse este paseo que vamos a realizar por el Palacio de Versalles, cuna de grandes reyes y enormes revoluciones. Jardines ostentosos, estilos arquitectónicos llevados a su máxima expresión artística, disturbios políticos y sociales, revueltas palaciegas… Un lugar donde la historia duerme vestida de lujo entre sus piedras.

A media hora de París, al suroeste, se encuentra la ciudad de Versalles, hogar del palacio del mismo nombre, símbolo del poder absolutista de los monarcas franceses y en especial de Luis XIV, principal artífice de que Versalles sea hoy lo que es. Aquí también se fraguó y comenzó la Revolución Francesa, y ciento veinte años más tarde se firmó el Tratado de Versalles que supondría el fin de la I Guerra Mundial.

Nos dirigimos a 1623 cuando el monarca Luis XIII manda construir un pabellón de caza ubicado en un coto, donde los monarcas y sus acompañantes pasaban sus ratos de ocio. El lugar gustó tanto al rey que mandó que fuese ampliado, construyendo lo que se conoce como el antiguo palacio. Posteriormente Luis XIV, obsesionado con su absolutismo real, quiso crear un palacio y un entorno sin parangón en ningún lugar del mundo. Así pues le encargó a su arquitecto Luis Le Van la ampliación del antiguo edificio, sobre el que se construyó en primer lugar la Galería de los Espejos, sin duda la sala más impresionante del Palacio, lugar donde se firmó el Tratado de Versalles anteriormente mencionado.

Esta Sala de los Espejos mide 76 metros de largo y cuenta con casi 350 espejos, y 20 enormes ventanales con vistas a los jardines del palacio. Todo ello envuelto en un halo de decoración barroco difícilmente igualable. La construcción de esta Sala se inicia en 1678, concluyéndose en 1684 bajo la dirección de Charles Le Brun. Destacan sus estatuas, sus bustos de mármol, sus pinturas decorativas, y cómo no, sus impresionantes espejos. El famoso dicho «si rompes un espejo tienes 7 años de mala suerte» se gestó precisamente con esta Sala, pues, al ser los espejos un objeto de lujo en la época versallesca, cualquier sirviente que rompiera uno de los espejos, para reponerlo necesitaba siete años de paga.

Flanqueando la Galería de los Espejos se encuentran los Salones de la Paz y la Guerra. En el Salón de la Guerra nos detenemos en los relieves de Antoine Coysevox, nacido en Lyon pero de descendientes españoles, en los que Luis XIV aparece retratado majestuoso a lomos de su caballo. En el Salón de la Paz también se consagra la figura del Rey Sol, en perfecta armonía con la luz que difumina cromáticamente el azul de las pinturas.

Otra de las salas más visitadas es la Casa de Ópera, reconocida por su perfecta acústica. Un auditorio hecho completamente en madera a finales del reinado de Luis XIV (1770). Tiene capacidad para más de 700 personas sentadas. Un aspecto interesante de esta sala es que presenta un mecanismo que permite que el suelo del auditorio se nivele con el del escenario para ampliar su aforo. Este mecanismo fue utilizado concretamente en la boda de María Antonieta y Luis XV, permitiendo que el banquete se celebrara en este mismo lugar. Actualmente se usa para grandes conciertos de música clásica.

Más al interior, cerca de las habitaciones reales, se encuentra la Capilla Real. Aquí es donde escuchaba misa todos los días Luis XIV. De estilo gótico y barroco a la vez, sus columnas son típicas de 1700. El rey escuchaba misa desde una tribuna al mismo nivel que los departamentos reales. Sólo bajaba a la iglesia para ceremonias o eventos importantes. Toda la capilla estaba llena de cortesanos quienes oían la misa de pie. Actualmente, destacan en la Capilla un bellísimo conjunto de esculturas.

Detrás de la Capilla Real, llegamos a las Habitaciones Reales, exquisitamente decoradas con bordados y pinturas, llamando especialmente la atención la sala de María Antonieta pues permanece intacta desde 1789, año en el que tuvo que abandonar el palacio por mor de la Revolución Francesa.

Ya en el exterior, los Jardines son sencillamente espectaculares. Empezamos visitándolos por el Gran Trianon, villa que Luis XIV compró y que luego convirtió en su casa. Se dice que con él buscaba huir del agobiante protocolo de Versalles. Era el lugar favorito de María Antonieta. En el lado izquierdo del Palacio está el L’Orangerie, donde el rey tenía sus naranjos (él era la única persona que podía cultivar naranjas en todo París). Los naranjos tenían la peculiaridad de ser móviles, pues podían ser transportados a invernaderos cuando el clima así lo requería, permitiendo disfrutar de naranjas en cualquier época del año

En la fastuosidad de los Jardines del Palacio podemos encontrar el Gran Canal, un lago artificial de enormes dimensiones mandado a construir por el rey. En el Gran Canal solían navegar galeras de guerra, góndolas venecianas que servían de paseo a la realeza. Hoy en día se puede recorrer en lanchas de remo, y poder así dar de comer a los patos del lago.

Palacio de Versalles jardines

¿Cuándo y cómo podemos disfrutar de Versalles?

El Palacio de Versalles abre todos los días excepto los lunes, días festivos nacionales en Francia o cuando tienen lugar ceremonias oficiales en el Palacio. Del 4 de julio al 31 de octubre el palacio abre de 9 de la mañana a 18.00 h. Del 1 de noviembre al 31 de marzo el horario es de 9.30 a 17.30 h. La última entrada es media hora antes del cierre.

Los jardines abren diariamente de 7 de la mañana hasta el atardecer (abren a las 8 de la mañana en invierno).

– Precios

El precio de entrada a Versalles ronda los 15 euros, incluyendo una utílisima audioguía. Sin embargo, si llegáis después de las 4:00 pm en temporada alta (abril a octubre) o después de las 3:00 pm en temporada baja (noviembre a abril), podréis obtener tu boleto con tarifa reducida para entrar al palacio. La tarifa reducida es de 10 euros.

Los menores de 18 años y discapacitados entran gratis en el Palacio.

– Cómo llegar

Existen 4 opciones para poder llegar a Versalles desde París.

1) Podéis llegar en tren, tomando la línea C y bajaros en la estación Versalles – Rive Gauche. El viaje dura unos 30 minutos a un precio de 3 euros. El único inconveniente es que os deja a unos 10 minutos del recinto.

2) También podéis optar por el autobús público tomando la línea 171 hasta Chateau de Versalles, a unos cuantos pasos de la entrada del Palacio.

3) Si usáis coche, tomad la autopista A-13 en dirección a Rouen, para después tomar la salida Versalles – Chateau. Podéis aparcar vuestro auto en la Plaza de Armas, a pocos metros de la entrada al Palacio.

4) Y por último, podeís tomar un taxi que os cobrará unos 30 euros.

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Categorias: Francia, Viajar por Europa



Comentarios (1)

  1. Persee dice:

    Visitar versalles es un viaje a la historia, sentir la historia que empapa sus muros, no me cansaría de visitarlo y recorrer todos sus salones cargados de historia