Chipre, la isla de los Dioses
Isla del Mediterráneo, vecina de Turquía, de Grecia… pero con menos suerte para atraer turistas ¿por qué? No sé, pero visitarla y pasar unos días en ella merece la pena tanto, como hacerlo en las islas griegas, Turquía o Malta.
Los idiomas que se hablan son el griego y el turco, pero no te asustes porque la mayoría de su millón de habitantes habla inglés (desde 1914 hasta 1960 fue de los británicos).
Es la tercera isla más grande del Mediterráneo y si os parece vamos a hacer un recorrido por los lugares más interesantes de este bonito país. Un consejo: la mejor manera es ir en coche, así que yo te aconsejo que alquiles uno porque si no te será difícil acceder a algunos puntos de la isla. Un coche en Chipre te costará unos 30-35 euros al día.
La capital de Chipre es Nicosia, se encuentra en el centro de la isla y tiene un Palacio Real y más de 50 iglesias. El corazón de la ciudad está rodeado por una muralla veneciana y en su interior: museos, edificios medievales, antiguas iglesias… La ciudad moderna ha crecido fuera de la muralla y tiene calles anchas y boulevares comerciales. Hay tres puertas de entrada a esta ciudad antigua de calles estrechas y casas viejas, la mayoría en tonos amarillos. ¡Ah! y si te gusta ir de tiendas el casco antiguo está lleno de ellas.
En el interior de la isla están los Montes Troodos que tienen una altura de 2000 mil metros y por tanto hay zonas con nieve en invierno. Por ejemplo, el Monte Olimpo ofrece para los amantes del esquí muy buenas pistas donde practicar este deporte.
Es una zona bellísima y donde podrás visitar algunos pueblecitos que aunque no lo parezca, tienen auténticos tesoros del periodo bizantino. Uno de ellos es Laghoudera donde hay una iglesia del siglo XII con unas pinturas que con los años que tienen aun no me creo lo bien conservadas que están. Otras aldeas del corazón de Chipre son Peristerona y Kalopanayotis donde encontraréis el Monasterio de San Juan aunque, el mayor monasterio de la isla es el de Kykkos con frescos y esculturas maravillosas. De hecho una de estas piezas de arte la pintó el mismísimo apostol Lucas.
En estas aldeas no faltan las tabernas típicas de la isla para que vayas haciendo alguna parada mientras recorres en coche estos bonitos pueblos.
Nos ponemos rumbo hacia la costa y llegaremos a Larnaca, ciudad donde nació uno de los filósofos griegos más importantes: Zenon, padre de la escuela estoica y además en Larnaca, Lázaro tuvo su segunda casa tras ser resucitado por Jesucristo.
Por la carretera de la costa llegamos a Limassol, primer puerto de la isla y centro de la industria vinícola. En esta ciudad celebran en Septiembre un festival del vino y eso quiere decir que durante todo el día podrás beber vino y comer sin pagar nada ¿Te preguntas que te darán de comer? yo te lo digo: kebabs de carne de cordero asado o Dolmades, hojas de vid rellenas de carne picada y arroz.
Y el otro lugar indispensable de Chipre es Paphos, un lugar incluido en la lista oficial de Tesoros Culturales y Naturales de la Herencia Mundial de la UNESCO, casi nada. Y es que aquí,nació Afrodita, la diosa del amor y la belleza.
Es un pueblo marinero que había sido capital de la isla y donde se concentra la mayor parte del turismo de Chipre. En este lugar hay ruinas arqueológicas como en cualquier otro sitio hay bares: podrás visitar residencias romanas que conservan en su suelo mosaicos con dibujos de dioses, animales… y como no: la Tumba de los Reyes.
La región de Paphos está rodeada, además, de pueblos llenos de encanto, con una costa que te cautivará desde el primer momento.
Chipre es un lugar a tener en cuenta tanto si te gusta la playa como la montaña, recomendable para pasar una semanita de relax y como no, para alimentarte de cultura y arte.
Arriésgate a quedarte tirado sin coche y circula por cualquier carretera que el cuerpo te pida, seguro que algo nuevo descubrirás.
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