Bruselas, entre el Atomium y el Manneken Pis
El nombre de Broucsella («Casa en los Pantanos») del que deriva la actual Bruselas aparece por primera vez en el siglo X. El año oficial de la fundación de la ciudad se ha situado en el 979. En el siglo XI, la ciudad pertenecía a los condes de Lovaina, más tarde duques de Brabante.
En 1430, el ducado de Brabante pasó a los duques de Borgoña y la ciudad se convirtió en la capital del ducado bajo el reinado de Felipe el Bueno. Ocupada por las tropas imperiales, Carlos V hizo de ella la capital de los Países Bajos en 1515, siendo coronado en ella como emperador en 1516. También en Bruselas firmó su abdicación en 1555.
Siguieron siglos de crisis: las destrucciones de 1695 en las guerras contra Luis XIV de Francia; el dominio de los Habsburgo austríacos desde 1716; el dominio napoleónico y la unión no deseada con Holanda. En 24 de agosto los bruselenses se levantaron en armas, y el 21 de julio de 1831 consiguieron que Leopoldo I subiera al trono.
La capital fue ocupada por los alemanes en las dos guerras mundiales, y además sufrió severos daños durante la Segunda de ellas.
—————– LLEGAR A LA CIUDAD ————————
Yo lo hice en un vuelo de Iberia que me salió aproximadamente por unos 120 euros ida y vuelta, saliendo de Málaga. La verdad es que hablaros de precio es un poco inútil, dado que al ser una gran capital europea son muchas las compañías que vuelan diariamente, y además las ofertas son constantes. Todo es cuestión de buscar combinaciones… compañías como Rumbo, o TerminalA, hacen cada trayecto por unos 20 € si las pillas en época de ofertas. Igual ocurre con los horarios; son varios vuelos diarios, así que no tendréis problemas para elegir un vuelo que llegue a Bruselas por la mañana y salga de allí por la tarde… así ganaréis un día más. Es lo que hicimos nosotros.
El aeropuerto de Bruselas se encuentra a unos 12 km. de la ciudad, en Zaventem. Procurad no equivocaros porque hay dos aeropuertos. El otro está en Charleroi, pero está a 46 km. de Bruselas.
El traslado a la ciudad es muy sencillo, pues no solamente podéis escoger taxis o autobús al centro, sino que también hay conexión en tren. Sólo tenéis que bajas dos plantas dentro del mismo aeropuerto, y encontraréis el tren que os lleva al centro. La parada central de ese tren es la Gare Centrale. En nuestro caso, por la situación de nuestro hotel, nos bajamos en la Gare du Nord.
—————– HAGAMOS TURISMO POR LA CIUDAD—————
Os seguiré por el recorrido que yo hice en la capital belga, y que creo que fue el más adecuado teniendo en cuenta el tiempo que tenía en ella. Sólo dos anotaciones: a Bruselas le dediqué únicamente día y medio porque en realidad, salvo la Grand Place, no me llamaba demasiado la atención. Nunca me han gustado excesivamente las grandes capitales europeas, y prefería centrar mi tiempo en otras ciudades belgas más pequeñas. Por otro lado, siempre me ha gustado empezar por lo más alejado, para así evitar agobios de tiempo…
— Barrio del Centenario —
Destacan en ella no sólo los grandes parques y jardines, sino sobre todo el Atomium, atrevida construcción realizada en 1958 con motivo de la Expo. También el MiniEurope donde se exponen más de 300 maquetas de los principales monumentos europeos; así como el parque de Laeken en el que se encuentra, entre otros, la torre japonesa, o la capilla de Santa Ana. Llegar allí es muy sencillo, pues sólo tenéis que coger el metro; por apenas dos euros y en menos de media hora estaréis a los pies del Atomium. La línea que os lleva allí es la Verde; y la parada en la que habréis de bajaros se llama Heysel. Sí, sí, para los futboleros… está al ladito del famoso estadio de fútbol Heysel, el del Anderlecht.
Sobre el Atomium deciros que la primera vista impresiona por lo grande que es, y porque está en una situación privilegiada. Prácticamente se ve desde toda la ciudad, al estar en la parte alta de la misma. Eso sí, no deja de ser una gran masa de hierro. No obstante, y a pesar de que se podía subir bien a un pequeño museo que hay, o a algunos de los restaurantes que hay en sus bolas, no lo hice… y es que los precios son abusivos.
Una vez visto el Atomium, nos dimos una vuelta por los parques de alrededor. La verdad es que son impresionantes y gigantescos. Por allí se pierde uno. Inmensos prados verdes, zonas de bosques, lagos, etc. En fin, que tenéis para echar un buen rato allí. Y más si además entráis a ver el MiniEurope que está al lado del Atomium.
La vuelta a la ciudad, os recomiendo que la hagáis nuevamente en metro o en autobús que tiene parada a la salida del parque Laeken. Yo cometí el error de volver andando, sólo por ambientarme y tener una primera sensación de sus calles. El camino de vuelta al centro es largo y aburrido. Es una gran avenida (la de Emile Bockstael) sin nada que ver y que se hace interminable… ni más ni menos que ¡¡ 7 kilometros ¡!, pero de eso me enteré después.
—— Plaza Santa Catarina ——
Siguiendo el recorrido en dirección al centro, nos encontramos al oeste, la zona de la Iglesia de Santa Catarina, una iglesia del año 1854. La iglesia en sí es bastante fea por lo mal cuidada que está. Lo cierto es que en toda Bruselas sorprende lo mal cuidada que están todas las iglesias… más que eso, parecen abandonadas. De todos modos, la zona está bastante bien, pues frente a ella hay una buena avenida, con unas fuentes en medio, y a los lados de la avenida bastantes restaurantes de pescado y marisco. Si queréis daros una buena cenita, ésta es la zona.
Viniendo desde el Atomium y el parque Laeken, llegaréis a través del Boulevard Leopoldo II. Junto a esa plaza, muy cerquita, está también el barrio del beguinaje, tan típico en toda la zona flamenca. Eran barrios que antiguamente estaban habitados solamente por mujeres, y en muchas ocasiones monjas, que se recluían a fin de tener tranquilidad y dedicarse a sus oraciones. Generalmente, en todas las ciudades holandesas y belgas, estos barrios se asimilan a barrios de casitas muy coquetas, individuales, con sus jardincitos, donde hay mucho silencio y se respira paz. A mí, el beginhof de Bruselas me decepcionó, sobre todo después de haber visto el de Ámsterdam, que es precioso.
——— Barrio de Brouckere ——-
Viniendo de la plaza Santa Catarina, es justo el barrio que nos encontramos antes de entrar en la Grand Place. Es la zona donde probablemente comeréis más veces. La zona con más ambientación nocturna y con más bares y restaurantes, sobre todo de comida rápida.
En esta calle os encontrareis el edificio de la Bolsa, la primera Bolsa que se abrió en Europa.
Entrando por la calle que hay justo al lado de la Bolsa, desembocaréis ya en pleno centro histórico.
——— La Grand Place ———
Llegamos a la parte más especial y bonita de Bruselas: la Grand Place. Simplemente, espectacular. Y aún más espectacular haciendo este recorrido que os digo, porque a ella se llega a través de una pequeña callecita medieval, empedrada y muy estrechita; mientras vas mirando por ella las pequeñas tiendecitas de productos típicos belgas, los escaparates llenos de chocolates variados, o las tiendas de venta en exclusiva de cervezas… de pronto miras al frente, levantas la vista, y quedas sorprendido al ver como la pequeña calle se abre en una inmensa plaza toda rodeada de edificios renacentistas y flamencos.
Más información: la Grand Place de Bruselas
—— El Manneken Pis —-
En una esquina de la Grand Place, junto al Ayuntamiento, está la Rue de l’ Eruve. Tenéis que entrar por ella y lo que os hará daros cuenta de que el Manneken Pis está allí es la cantidad de turistas que se aglomera delante para hacerse fotos… sí, porque como vayáis a una hora en que no los haya, igual hasta lo pasáis de largo, de tan pequeño y tan mal situado como está. El niño meón es una pequeña estatuilla realizada por Duquesnoy en 1619, y se encuentra sobre una fuente barroca.
El Petit Julien que así le llaman tiene varias leyendas. Las que más suenan son las que se refieren al duque Godofredo II de Brabante, de dos años de edad. Sus tropas luchaban contra Besthout, señor de Grimbergen. Tan pequeño como era, lo colocaron en una cestita colgado de un árbol mientras batallaban, y desde allí se dedicaba a orinar sobre los muertos que iban cayendo a sus pies…
Otra segunda leyenda habla de la época en que Bruselas fue sitiada por una potencia extranjera en el siglo XIV. En las murallas de la ciudad colocaron unas cargas explosivas para volarlas. El pequeño Julián, que así se llamaba el niño, vio lo que pretendían y en un momento de descuido se acercó a la mecha y orinó sobre ella apagándola y así, salvando a la ciudad. La tercera y más creíble, es que se trataba del hijo de un famoso escultor que se perdió y al que encontraron en la esquina donde ahora tiene la estatua orinando. En agradecimiento a la ciudad el escultor hizo la estatua.
—— Les Marolles —–
En dirección a la Iglesia de Nuestra Señora de la Capilla, nos iremos acercando hasta el barrio de Les Marolles, el barrio más bohemio de la ciudad. Dicen que es la zona más peligrosa de la ciudad. Pero la verdad es que pasear por sus calles te lleva un poco atrás en el tiempo. Por sus tiendas artesanales, por la cantidad de objetos curiosos que se venden, y sobre todo por el mercadillo de antigüedades que se celebra cada domingo en su plaza principal, la Place de Jeu de Balle.
—— Los jardines de Les Sablon —–
Son dos plazas preciosas abiertas en 1890. La pequeña Sablon tiene en el centro una fuente decorada con un grupo escultórico en bronce. La Grand Sablon está rodeada de edificios antiguos y en torno a ella se agrupan las tiendas de los anticuarios de la ciudad.
——- Plaza Real y Plaza de Albertine —-
En dirección al norte, de nuevo de vuelta al centro, nos encontraremos con la zona de la Casa Real. En ella está el parque de Bruselas… si no vais sobrado de tiempo, no hace falta que ni lo veáis. Es feísimo, la verdad. Dedicaros más bien a pasear por la Rue Royale, y la plaza de Albertina donde se encuentran las estatuas ecuestres del Rey y la Reina. Es una plaza bastante agradable y sobre todo, tiene unas vistas impresionantes del centro de la ciudad.
——- La Catedral ———-
A la altura del Palacio de las Naciones, al final del Parque de Bruselas, meteros por la Rue de la Loi en dirección a la catedral. Su construcción comenzó en 1226 por el coro. sobre una capilla del año 1000 dedicada a San Miguel, de ahí su nombre: Saint Michel. Si por fuera es un edificio realmente bonito, el interior lo es aún más. No dejéis de visitarlo porque merece la pena.
De la catedral de Saint Michel a la Grand Place hay apenas 5 minutos. Buscad en los alrededores, porque justo a su lado y a la espalda de la estación Central, hay una plaza curiosa, pues la preside una estatua de Don Quijote y Sancho Panza.
Desde la catedral, paralela a la Rue de Montagne, podréis acceder a las famosas Galerías St. Hubbard. Son una serie de establecimientos interiores, enlazados en varias callejas de gran vistosidad. Tiendas de ropa, de joyas, chocolates, etc. aparte de lso clásicos restaurantes, bares y cervecerías.
Para quien quiera ver más cosas, también tenéis cosas curiosas, como el museo del Cómic, dedicado especialmente a Tin tin, gran ídolo belga, o el museo de la cerveza en la mismísima Grand Place. Incluso podéis cogeros el metro e iros a las afueras y ver la zona de Anderlecht o los bosques de la periferia…
—————— ALOJARSE ——————
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—————– COMER —————–
Buenos, ya os he ido comentando las zonas sobre la marcha. Si queréis comer pescado o marisco iros a la plaza de Santa Catarina. Recordad que es típico de toda Bélgica, los mejillones con patatas fritas. Son caros eso sí… unos 12 euros. Pero os servirán una gran olla negra llena de mejillones con una salsa especial, y una fuente de patatas fritas a su lado.
Nosotros nos movimos casi siempre por la zona de Brouckere. Allí tenéis pizzerías, macdonalds, burguers kings y restaurantes de kebabs. Comimos un par de veces en «Los Sultanes del Kebab» en la misma calle Brouckerie, junto al MacDonald. Os lo menciono, porque son exquisitos… y gigantescos. Un enrollado de carne, unas patatas fritas gigantes y una coca cola también gigante me salió por unos 5 euros… pero para que os hagáis a una idea… las patatas fritas no hubo manera de acabarlas, de tan grande como era el enrollado. Además, exquisito.
En el centro lógicamente es mucho más caro, y si es ya en la Grand Place, os sacarán los cuartos… os recomendaré la cervecería más típica de Bruselas, a la que van todos los bruselenses… «La Mort Subite».. cerca de las galerías Saint Hubbard, en la Rue du Marais. Cierra a las 12 de la noche, pero encontraréis el ciento y la madre de clases de cervezas y cosas para comer. Además barata.
Por la noche, el ambiente , aunque es movido, no tiene ni comparación con el de España. Allí lo clásico es ver a la gente joven a las 1 ó las 2 de la mañana con la jarra de cerveza en la mano; es raro ver gente con cubatas o pelotazos… eso sí, es muy cosmopolita la ciudad.
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