Por los alrededores de Barbate
En la provincia gaditana se encuentra uno de los rincones más espectaculares de toda Andalucía. Entre las marismas de Barbate y los Caños de la Meca, los acantilados, coronados por el bosque de pinos piñoneros, recorren el parque natural de la Breña a lo largo de unos diez kilómetros de costa. Las reducidas dimensiones del parque no desmerecen sin embargo su belleza.
Desde Vejer de la Frontera, pueblo que sabe ponderar muy positivamente su sangre árabe y desde donde se domina parte de la costa gaditana, se accede a la cercana población de Barbate. Barbate es la puerta de entrada al pequeño parque natural. Perteneciente a la más arraigada tradición pesquera de Andalucía, característico de Barbate y de otros pueblos de la zona han sido las almadrabas o pesquerías de atún. Cuando los cardúmenes de atún atraviesan estas aguas se procede a su captura, realizada con enormes redes y que siempre representa un espectáculo para los más curiosos.
Para acceder al parque se deberá tomar la carretera que conecta con Caños de Meca y luego seguir alguno de los senderos. Vamos a descubrir entonces un valioso paraje de naturaleza en el que los pronunciados acantilados oponen el amarillo de la roca al azul del mar. Es una lucha titánica pero a la larga desigual. Lástima, si es que hay que poner un pero, la invasión turística de los fines de semana.
Las aves son numerosas entre los riscos del acantilado, motivo de gozo para los amantes de la fotografía al aire libre. En cualquier caso, en algunas zonas habrá que andarse con cuidado, por ejemplo en el acantilado de la Torre del Tajo, absolutamente imprescindible. Como decíamos, los acantilados están peinados por el vigoroso pinar de la Breña, una melena verde asentada sobre terrenos arenosos.
Ya próximos a los Caños de Meca, estaremos muy cerca también del cabo Trafalgar, escenario para la batalla naval evocada posteriormente por Galdós. Y si, como les pasa a algunos, al pensar en literatura nos entra el hambre, las oportunidades que nos ofrece esta tierra andaluza son innumerables, sobre todo en cuanto a productos de la mar.
Aunque los amigos de las olas tal vez se decidan por saltarse la comida y practicar windsurf. Esta zona de la costa andaluza, y principalmente en las proximidades de Tarifa, se ha convertido con los años, en virtud de los propiciadores vientos, en el lugar idóneo para este deporte. Para quien sea de temperatamente más sosegado siempre quedará la alternativa de contemplar a los audaces windsurfistas, tomándose una cañita desde la playa. Eso sí que es audaz buenaventura.
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