El Castillo de Hartheim y la Operación Nazi T4

El Castillo de Hartheim

Situado en Alkoven, Austria, encontramos un lugar imponente, el castillo de Hartheim. Esta mole de piedra, de origen renacentista y con una fachada realmente hermosa, esconde tras sus muros una historia terrible. Como tantos otros, este castillo fue ocupado por los nazis y usado por parte de las mentes más retorcidas para ejecutar un sinfín de matanzas humanas.

El castillo de Hartheim fue uno de los hospitales nazis en los que se practicaron exterminios de enfermos y discapacitados. Asesinatos de aquella parte de la población que no aportaba absolutamente nada a la raza aria, y que además suponía un gran gasto para la nación.

Entre 1940 y 1944 el centro de asesinatos, supervisado médicamente, se mantuvo en pie. Sería el lugar elegido para desarrollar la llamada Operación T4, “Operación Eutanasia” (aplicación del Tratamiento 14f13). Esta operación se extendió a todos los centros psiquiátricos alemanes. Las familias alemanas que daban a luz algún hijo discapacitado lo entregaban sin compasión a cualquiera de estos hospitales, entre los que estaba este castillo. En los mismos hospitales serían sometidos a lo que los nazis consideraban como un asesinato “compasivo”, pues esta serie de discapacitados físicos y psíquicos enturbiaban el predominio de su raza, la raza aria.

Además de enfermos y discapacitados perecería un gran número de presos del campo de concentración de Mauthausen-Gusen y de Dachau.

Es muy difícil establecer el número de muertes, ya que cuando la guerra fue finalizando, y los nazis tenían ya claro su derrota, comenzaron a eliminar todo tipo de pruebas que pudieran arrojar un poco más de luz a los horrores allí vividos. Aun así, se estima que fueron aproximadamente unas 18.269 personas, entre los que había unos 500 españoles venidos del campo de concentración de Mauthausen-Gusen.

Hoy por hoy el castillo se muestra majestuoso. Aquellos que lo visitan, que no son muchos, lo hacen en su mayoría sabiendo lo que allí ocurrió. Por tanto, es difícil escapar de ese halo tétrico que envuelve su figura nada más cruzar la vista con sus muros.

En su exterior hay un memorial que recuerda a todas sus víctimas. En su interior una meticulosa reconstrucción de la cámara de gas y del crematorio.

Para llegar hasta las estancias de la muerte hay que pasar necesariamente por el primer piso, en el que se encontrará una gran exposición que hace un recorrido por las teorías eugenésicas. Un gran número de libros en sus estanterías muestran las teorías nazis así como las obras favoritas de los hombres de Hitler, como las de Fischer y Lenz.

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Foto vía: Dralon

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