Venecia y el robo del cuerpo de San Marcos

Venecia

Venecia es uno de esos lugares que embriagan tanto por la gran cantidad de arte como por las innumerables historias que inundan todos sus monumentos. Espacios repartidos por toda la ciudad que recuerdan episodios pasados y hacen que el turista viva y recree acontecimientos de hace siglos.

Hablaremos hoy de la Basílica de San Marcos, sin duda alguna el principal templo de la ciudad y una de las obras maestras en cuanto a la influencia bizantina se refiere. Este lugar está emplazado en la Plaza de San Marcos, que ha sido durante siglos el centro de la vida pública y religiosa de esta ciudad italiana. La Basílica cuenta con una particular historia, un episodio inicial que poco a poco fue tramando el alzamiento de tan imponente templo. Nos situamos en el año 828. Hasta esa fecha la gente que quería visitar la tumba de San Marcos (patrón de Venecia) tenía que peregrinar hasta Alejandría, lugar en el que estaba sepultado.

Según narra la historia, Giustiniano Participazio, el entonces Dux de Venecia, mandó a Buono di Malamocco y Rustico di Torcello con el fin de robar el cuerpo del mismo y trasladarlo hasta Venecia. Así fue como estos dos mercaderes llegaron a Alejandría, robaron el cuerpo y lo escondieron en una carga de carne de cerdo con el fin de que los guardias musulmanes no lo descubrieran. Una vez llegaron a Venecia entregaron el cuerpo al Dux, el cual ordenó en ese preciso momento que se comenzara la construcción de la Basílica de San Marcos, en un principio proyectada como una prolongación del Palacio Ducal.

Cabe destacar en esta historia, que según una ley de la República Veneciana se imponía un tributo a todos los mercaderes con mayor fortuna. Cuando hicieran negocios provechosos deberían regalar algún elemento para embellecer la Basílica. Por este motivo es posible apreciar muchos y variados estilos y materiales en este templo.

Foto vía: guias-viajar

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