La isla de Tabarca, a un paso de la costa alicantina
La isla de Tabarca es un pequeño islote de 1800 metros de largo por 400 de ancho, situado frente a las costas alicantinas y distante 22 Km del puerto de Alicante, siendo la población más cercana, Santa Pola a tan solo 8 Km de ella. Es la isla más grande de la Comunidad Valenciana y la única que se encuentra habitada, teniendo 73 personas censadas en 2009. El nombre de Tabarca proviene de la isla tunecina de Tabarka, antigua posesión española y de donde llegaron sus primeros pobladores.
El rey Carlos III logró rescatar, en 1768, a cambio de una suma económica, a 300 prisioneros, en su mayoría genoveses, cautivos en la isla tunecina. Es entonces cuando se fortifica esta isla enfrente a Alicante y se repuebla con los prisioneros genoveses para así evitar los numerosos asaltos berberiscos que tenían lugar en esas costas.
La isla presenta una costa recortada con acantilados de escasos metros de altura y una única playa. Los habitantes de la isla viven del turismo. Numerosos visitantes llegan todos los días, el trayecto en barco es de tan solo 1 hora desde Alicante o media hora desde Santa Pola.
En la isla se puede pasar un día de playa, visitar sus murallas declaradas Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural, o degustar su plato típico, el caldero, consistente en un primer plato de “arroz a banda” y un segundo de pescado con patatas y salsa ali oli, todo ello realizado en un “caldero” de hierro fundido.
Los turistas también podrán pernoctar en la isla en la antigua Casa del Gobernador, restaurada como un hotel o en otros establecimientos.
La isla es también un paraíso marítimo, su espectacular flora y fauna hicieron que en 1986 fuera declarada la primera reserva marítima del país. Sus fondos marinos son muy apreciados por los aficionados a la práctica del buceo.
Foto vía: Escapadas para 2
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Para los amantes de la playa y las aventuras, me parece que es un lugar ideal para conocer porque no solo está rodeado de sus bellezas naturales sino que además conserva un valor cultural e histórico sin perder su sentido exótico.