El jardín subterráneo de Forestiere
Muchas son las muestras de que el interior de la tierra puede albergar vida. A lo largo de la historia se han descubierto infinidad de cavernas, e incluso verdaderas ciudades subterráneas como la de Capadocia, que relataban de alguna forma la estancia de comunidades humanas en las entrañas de la tierra.
El caso del jardín subterráneo de Forestiere es una muestra moderna de la adaptación del hombre a lugares subterráneos. Un precioso ejemplo envuelto por increíbles jardines llenos de color y vida que quedará plasmado durante el resto de los días.
Baldasare Forestiere fue un inmigrante siciliano afincado en EEUU desde 1901 que como muchos de sus compatriotas fue a buscar suerte al otro lado del charco. Cuando llegó sólo contaba con 21 años y tenía muy claro que quería hacer dinero y ganarse la vida dignamente. A pesar de que al comienzo de su residencia se pasó largas jornadas excavando túneles de metro en Boston y Nueva York, pronto decidió cumplir uno de sus sueños y comprar un gran terreno de 28 hectáreas en California para plantar cítricos.
La sorpresa del joven Forestiere fue que el precio tan bajo al que había adquirido esa extensión de tierra era debido a que la tierra no era fértil. Al parecer una gran masa de roca se encontraba a pocos metros de la superficie por lo cual era casi imposible sembrar nada que pudiera echar raíces.
La frustración de Forestiere duró poco, pronto decidió que si no podía utilizar la tierra para plantar cítricos usaría sus conocimientos sobre excavación para crearse una casa bajo tierra, de esa forma evitaría las temperaturas calurosas de verano y el frío del invierno. Así comienza la creación de este pequeño paraíso subterráneo, con una persona que no se basó en ningún plano. Una persona que a pesar de no contar con estudios ha dado muestras de un don natural para la arquitectura, ingeniería, escultura y horticultura.
Una vez terminó su casa, compuesta por varias habitaciones entre las que destacaban el salón con chimenea y la completa cocina, se dio cuenta de que a esa profundidad la tierra sí era fértil. Fue entonces cuando decidió plantar el primer árbol que creció sin ningún tipo de problema. En ese momento Forestiere se planteó crear más habitaciones ambientadas en sus queridas y admiradas catacumbas romanas, eso sí, llenas de aperturas que iluminaban las estancias y las ventilaban.
Fue de esta forma como Baldasare terminó construyendo un complejo de 7 hectáreas con un total de 100 salas subterráneas conectadas entre sí. En estas salas plantó innumerables árboles frutales y plantas entre las que destacaban limoneros, naranjos, pomelos, almendros, distintos arboles exóticos y vides de 7 clases distintas. El resultado fue un increíble jardín de 3 niveles con un primer nivel a 3 metros de la superficie, un segundo nivel a 7 metros y un tercer nivel a 9 metros. Sin duda alguna algo impresionante y digno de ver.
Fotos vía: applesana.es
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