Turín, el pórtico de los Alpes
Mi pasión enfervorizada por el fútbol, en especial por el Deportivo de la Coruña, me llevó hace unos años a viajar a Turín para ver un partido entre la Juventus, la Vecchia Signora, el equipo local, y el Depor. Tuve la fortuna, gracias a este acontecimiento deportivo, de pasar la mañana antes del encuentro callejeando por la ciudad. Os contaré un poco de lo que podéis ver en Turín.
La ciudad se ubica entre los ríos Estura de Lanzo, Sangone y Po. Situada al noroeste de Italia, en la región del Piamonte, Turín es un encanto de callejuelas geométricas, casi como un tablero de ajedrez, y un lugar perfecto enclavado a pocos pasos de los Alpes. Hay que decir que si visitáis la ciudad como yo lo hice, en noviembre, preparaos para pasar un poco de frío, porque el frío alpino es de los que te hace ir exageradamente abrigado. Por lo tanto, aprovechad los meses estivales, y lo pasaréis mejor.
Los primeros pobladores de la zona fueron los taurinos, y posteriormente fue conquistada por los romanos. Más tarde pasó a manos de los lombardos hasta que Carlomagno conquistó la ciudad. Durante el Renacimiento, la época de esplendor italiana, la Casa de Saboya se hizo con el dominio de la región, convirtiéndose desde el siglo XIX en una de las ciudades más importantes de Italia.
Mi día en Turín fue un poco bochornoso climatológicamente hablando. Frío invernal, lluvia copiosa. Pero nada de esto parece resultar extraño en Turín. El clima en invierno suele resultar siempre muy frío, con intermitentes lluvias, e incluso nieve, dada su cercanía a los Alpes. Todo cambia en verano, donde si bien las temperaturas no son muy altas, la situación invita a pasear por sus calles y contemplar la ciudad, famosa por ser la capital del coche (aquí se encuentra la enorme fábrica de coches de la marca FIAT).
La Juventus de Turín, el equipo local, es conocido como la Vecchia Signora. Pues bien, eso es lo que parece Turín, una señora gris, silenciosa, pero a la vez brillante, majestuosa. La mayoría de sus casas son muy ornamentales, muy renacentistas. Enormes balconadas, mucho mármol por todas partes dando una sensación bellísima. Imponentes edificios civiles que enmarcan todos los estilos arquitectónicos.
El centro de Turín, como os decía antes, es un tablero perfecto de ajedrez, calles que se cruzan en damero, estrechas, perpendiculares, hermosas. Todas ellas partiendo de la Plaza Castillo, una enorme plaza abierta al frío turinés, enredándose entre sí como amasijos de mármol y piedra. Esta plaza alberga el Palacio Madama, un precioso castillo medieval de viejas puertas romanas, reestructurado en 1700 con la imponente fachada de Filippo Juvara. Como os digo, de esta Plaza nacen las grandes arterias de la ciudad: Via Roma, Via Pietro Micca, Via Po, Via Garibaldi, una de las más largas de Europa.
Me impresiónó enormemente la cantidad de pórticos de la ciudad: en todas las calles nos encontrábamos con recios soportales por donde los turineses se resguardaban de la lluvia. Los pórticos se extienden más allá de 15 kilómetros, desde los empedrados de la Via Po hasta los de mármol de la Via Roma, pasando por otros más modestos que se encuentran en los barrios periféricos. Cómo no, además de resguardar de la lluvia, estos pórticos se llenan de terrazas donde los turistas contemplan las enormes plazas de Turín.
Caminando por su centro histórico daréis con el Palacio Real, del siglo XVII, morada de la Casa de Saboya, que guarda en su interior la Armería Real. Por supuesto, la Catedral, de finales del siglo XV, que conserva en su interior la célebre reliquia de la Sábana Santa de Cristo, en una vitrina de plata, en la capilla del mismo nombre. La Porta Palatina, antiguas murallas de la época romana que se dan la mano con la antigua fortaleza medieval, de impresionante factura. Contempladla sobre todo desde la Plaza del Duomo, donde se halla el tradicional Mercado de Porta Palazzo y el Museo de la Antigüedad.
Delante de la Catedral, la Plaza Vittorio Venetto, con su puente de Victor Manuel I sobre el río Po, y una enorme escalinata con las estatuas de la Religión y la Fe. A pocas calles de allí encontraréis el Palazzo Carignano, con su imponente fachada barroca y un bellísimo jardín exterior. Llegó a ser sede provisional del Parlamento y hoy acoge el Museo Nacional del Risorgimento Italiano.
Desde Turín, casi en el horizonte de la ciudad, en uno de los puntos más altos y panorámicos de la colina que la rodea, se encuentra la Basílica de Superga, una bellísima obra de de Filippo Juvara de 1731. En sus sótanos se encuentran los mausoleos con las sepulturas de los restos del rey de los Saboya Vittorio Amadeo II y Carlos Alberto. Para los turineses, esta basílica constituye uno de los símbolos de la ciudad, punto turístico emblemático e importante.
Pero el gran símbolo de la ciudad de Turín es la Mole Antonelliana, una enorme aguja de 167 metros de altura, edificada en 1870, en un principio destinada a a sinagoga. En su interior podréis tomar un ascensor que lleva hasta la alto de la cúpula. Desde el ascensor, una panorámica de frescos y maravillosos mosaicos jalonan sus paredes.
Y como Turín no son sólo monumentos, palacios reales y callejuelas en forma de ajedrez, acercaros a a los Cafés Torino, San Carlo y el Café Florio, los más populares y conocidos de la ciudad. Un café típico italiano, acompañados de los Baci di Dama o Besos de una Dama, galletas particulares propias de Turín, con lo que llevaros el mejor sabor de boca de este enclave al pie de los Alpes.
Cómo llegar
Para llegar a Turín podéis utilizar el avión. El aeropuerto turinés Sandro Pertini está localizado a 15 kilómetros del centro de la ciudad, conectado con una perfecta autopista. Un servicio contínuo de autobuses funciona desde el aeropuerto a la ciudad. Además existe un ferrocarril que conecta el aeropuerto turinés con la Estacion de Tren de Satti Dora en la ciudad.
De todas maneras, si estáis pasando unos días en Italia y queréis visitar Turín, está perfectamente comunicada con las principales ciudades italianas, tanto por autopista como por tren. La estación ferroviaria central de Turín es Porta Nuova. Está ubicada en el centro de la ciudad, en la hermosa Plaza Carlo Felice, donde empieza la Via Roma.
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