Yokohama, 150 años de puerto comercial
Durante siglos Japón se quiso un país cerrado a influencias extranjeras. Lo cierto es que ya desde hace algunos siglos los europeos empezaron a molestar, pero el punto de inflexión lo marca la entrada del comodoro Matthew C. Perry en la Bahía de Tokio al mando de varios buques de guerra, reclamando la apertura comercial de las islas. Los gobernantes tuvieron que ceder y se construyó en 1859 un puerto en un pueblecito pesquero llamado Yokohama. Hoy es la segunda ciudad de Japón, con tres millones y medio de habitantes.
Así pues, este año se cumplen los primeros 150 desde la creación del puerto comercial. El muelle más antiguo es el Osambashi, en cuyo hall se celebra por estas fechas el Festival de la Cerveza (no sólo en Alemania se preocupan del hombre cervecero), con cerca de 200 variedades distintas de tal bebida. La zona portuaria, como era de esperar, se halla en todo caso radicalmente modificada en virtud de ese empeño general de abrir las ciudades al mar para disfrute ciudadano (una de las excepciones notorias, en la otra punta del planeta, es el caso de Vigo).
No muy lejos del Osambashi topamos con una antigua nave de la naviera NYK, que hoy da cobijo a la Bank Art 1929, habiéndose convertido en un referente local de la vanguardia artística. Desde allí podemos subir un poco hacia el norte y acercarnos al Museo Marítimo, donde se guardan los 150 años de la historia de Yokohama, acaso un tiempo no muy extenso pero en el que han ocurrido muchas cosas, como terremotos, bombardeos yankis, etc.
Se comprueba que la zona del puerto está llena de continente y de contenido. Pero el dinamismo de los últimos años también se nota en otros puntos de la ciudad. La Minato Mirai 21 (foto) presenta un moderno urbanismo que conjuga rascacielos (entre los cuales el edificio más alto del país) centros comerciales, lugares de ocio y parques infantiles, como el dedicado al personaje de dibujos animados que en España llamaron Pan-Pan, un dulce pastel con superpoderes.
No tan moderno, claro, la visita al Barrio Chino es de obligado cumplimiento. La agitación, el bullicio o el colorido de las tiendas, bazares y restaurantes que se solapan y superponen merecen un dejarse llevar por parte del viajero. Y todavía tendremos tiempo de acercarnos a la Yokohama International Swimming Pool, donde el 26 de septiembre podremos ser testigos de una atmósfera irreal de onírica belleza, merced a las más de 3000 linternas de bambú que allí y entonces se encenderán.
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