Viaje de novios, tres días en París

Paris

Realmente no salíamos hasta el mediodía, pero aprovechamos la mañana en Londres para irnos hacia la Estación de Saint Pancras, desde donde parte el tren Eurostar que nos llevaría a París. El billete lo reservamos por internet, lo más recomendable, ya que así sólo tienes que llegar a la estación y en cualquier máquina lo imprimes en dos minutos, evitando colas y más esperas.

Saint Pancras es una estación enorme con todo lujo de detalles. Magnífica arquitectura exterior, restaurantes, tiendas ( un poco caras, eso sí ), y la zona del Eurostar, que cuenta con sus propios andenes y salas de espera. El viaje de Londres a París tarda unas dos horas y media, aunque en tiempo real hay que añadirle una hora más, ya que en Londres tenemos una hora menos. Me entendéis, ¿no?…

A París se llega a la Gare du Nord, que cuenta con estación de metro, autobuses, trenes de cercanía RER y taxis para ir hasta vuestro hotel. Nosotros escogimos el metro, ya que nuestro alojamiento estaba en la zona de Levallois, a quince minutos. Eso sí, el metro de París me resultó más incómodo que el de Londres. Por ejemplo, los tornos para pasar son más estrechos, y las maletas caben al milímetro casi. Además, no hay tantas máquinas como en la capital inglesa, y la simpatía, al menos nuestra experiencia, no es lo mejor de los parisinos.

Ese primer día lo dedicamos a llegar a nuestro hotel y descansar un poco. Al día siguiente fuimos desde Levallois hasta la Ópera de París ( apenas diez minutos en metro ), y desde allí visitamos los alrededores, como la Madeleine y la Plaza de la Concordia, para luego dirigirnos hasta el Museo del Louvre y el Palacio Real. En esa zona ya te puedes pasar toda una mañana, a menos que entres en el Louvre y pases el día…

La tarde de este segundo día la aprovechamos para ir hacia el Ponte Neuf, viendo antes Saint Germain de Auxerrois, una de mis iglesias preferidas en París. De allí paseo por el Sena para ver el Palacio de Justicia, Saint Chapelle, la Concergerie, y la esplendorosa Notre Dame. Frente a la Catedral de París hay que sentarse tranquilamente y, sencillamente, disfrutar de las vistas.

A la caída de la tarde rumbo hacia la Torre Eiffel, para hacer algunas fotos al pie de la misma, y subir por las escalinatas del Palacio Chaillot y saborear cómo cae la noche sobre la torre. El monumento se va iluminando poco a poco hasta que, cuando llega la total oscuridad del día, inicia su espectacular juego de luces, que se lleva a cabo diez minutos cada hora. Son cientos de turistas los que se apostan en Chaillot para contemplar el «show de la Torre Eiffel».

Para nuestro tercer día pusimos rumbo hacia Montmarte. Además era domingo, y quería pasar la mañana allí, en aquel barrio de artistas callejeros y bohemios, con sus mercadillos de flores, de quesos, carnes… Tuvimos suerte porque el sol se dibujaba de pleno sobre la blanquísima fachada del Sagrado Corazón. Las vistas eran magníficas. Comimos en las callejuelas cercanas, y pusimos rumbo hacia el Arco del Triunfo y los Campos Elíseos.

De allí sólo nos quedaba la visita a Les Invalides, el Museo de las Armas, la emblemática Plaza de la Bastilla, y un precioso paseo por la Plaza de los Vosgos, mi plaza favorita de París, y la Casa de Víctor Hugo. Para terminar, nos quisimos dar el capricho de tomar algo sentados en una terraza frente al Moulin Rouge. La experiencia: seguir constatando que la bebida en París es carísima. Por dos coca-colas nos cobraron 14 euros… A lo mejor era que estábamos ya deseando llegar a nuestro próximo destino: Bruselas

Todo este recorrido lo hicimos en metro. Cada noche, en la habitación del hotel, con el plano de metro en la mano iba proyectando las visitas del siguiente día. Guiarse por el metro de París es sencillo, y las estaciones no tienen pérdida. Para que os salga más rentable os podéis comprar la tarjeta París Visite, y contaréis con transporte durante todo el día, sin tener que hacer colas en las ventanillas o las máquinas automáticas.

Como dato negativo pudo ser el hecho de no contar con un día más para haber podido ir a visitar Versalles, que casi requiere un día entero. Otra ocasión será…

Foto Vía Fred Vidal

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Categorias: Francia, Viajar por Europa



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