El jardín encantado de Marysville

No hay lugar más increíble que aquel que puede combinar la mágica naturaleza con la magia de la mano del hombre. Y es que no todo lo que hace el ser humano es destruir, en ocasiones uno se encuentra con pequeñas muestras de la convivencia entre ambos mundos. Prueba de ello es este fantástico jardín rodeado de la más espesa vegetación, que sirve a su vez como excelente escenario para mostrar esculturas de lo más peculiares.

Nos ubicamos en el pueblo australiano de Marysville, Australia. En una pequeña aldea victoriana en la que Bruno Torf logró plasmar todo su mundo interior, lleno de creatividad y belleza, en un entorno vegetal.

Este hombre viajó a los 15 años por gran parte del mundo con su familia, conociendo por tanto diferentes culturas, leyendas y personajes míticos. Años más tarde se casó y se asentó en este pequeño pueblo disfrutando de su clima y vegetación tropical.

A partir de ese momento comenzó su sueño, un jardín repleto de esculturas mágicas que trasportaban al visitante a un mundo de cuento lleno de personajes mitológicos sacados de sus viajes por todo el mundo. Hadas, indios o magos eran algunos de los seres que se podían encontrar en esta ruta.

Cabe destacar que de las 15 esculturas iniciales se pasó a más de 300 piezas, las cuales disfrutaban de un entorno ideal rodeado de bosques y selva tropical.

En 2009, el pueblo de Marsyville sufrió un destructivo incendio que acabó con la vida de muchos habitantes de la zona así como numerosas casas y edificios. Desgraciadamente gran parte del jardín de Bruno Torf también quedó devastado, afortunadamente ni él ni su familia sufrieron daños.

A partir de ese momento, Bruno Torf ha vuelto a trabajar en la reconstrucción total de este pequeño paraíso, y apostamos a que muy pronto volverá a devolver el encanto inicial a esta obra de arte viviente.

Foto Vía: Wikipedia

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Categorias: Australia, Lugares increibles, Viajar por Oceanía



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