La belleza real del Château de Compiègne
Los reyes de Francia vivían en Versalles, en Fontainebleau y en Compiègne. Estos tres lugares eran las «sedes reales» y en el último Luis XV mandó a construir el Château de Compiègne, su residencia real, un sitio maravilloso que hoy está abierto al público.
Compiègne era el destino de verano para los reyes franceses mucho antes de que Luis XV decidiera construir un palacio real. Entonces oficiaba de coto de caza pues la zona era muy boscosa así que los monarcas ya le habían puesto el ojo desde los tiempos de Carlos V. Fue, empero, Luis XV quien se enamoró de Compiègne.
El castillo empezó a construirse en 1751 y las obras se terminaron en 1788. Fue diseñado por el arquitecto Ange-Jacques Gabriel y culminado por su estudiante Le Dreux de La Chatre. El resultado fue una estructura enorme, de 2 mil m2, de estilo neoclásico. Algo suntuoso pero simple, no recargado. La Revolución Francesa lo entregó al Ministro de Interior y entonces se vendieron todos sus muebles y los objetos de arte pasaron a formar parte de la colección del Museo Central.
La historia del castillo no solo guarda relación con Luis XV sino también con Napoleón pues fue un visitante asiduo de sus salones. Él ordenó re-decorarlo y restaurarlo y así el castillo de Luis se convirtió en una residencia imperial de estilo Francés Primer Imperio.
El Castillo de Compiègne tiene hoy tres museos: el Museo del Segundo Imperio (algunas de las habitaciones que fueron reformadas por Napoléon III), el Museo Nacional del Coche con coches, carruajes y bicicletas antiguas, y los apartamentos reales. Los jardines son una cita obligada, con sus estatuas y sus rosas.
Información práctica:
. Ubicación; Place du General de Gaulle, Compiègne, Oise, Francia.
. Los jardines abren las últimas cuatro semanas de primavera, todos los días, de 2:30 a 6pm.
. Precio: 5€, gratis con el Paris Pass.
Foto: vía Routard
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