Pueblos con encanto: Baeza, Patrimonio de la Humanidad

Baeza Jaén - patrimonio de la Humanidad

Sobre el olivar,

se vio la lechuza

volar y volar.

A Santa María

un ramito verde

volando traía.

¡Campo de Baeza,

soñaré contigo

cuando no te vea!

A. Machado

Llegada a Baeza

Ocho kilómetros separan Baeza de Ubeda, por una tranquila carretera, bajo un sol ardiente; campos dibujados de olivos que enmarcan la entrada a un pedazo de nuestra Historia hecha en piedra. Renacimiento del Sur, como lo es Ubeda, como lo es Baeza. Ciudad hecha arte; arte que se muestra victorioso mientras el sonido de nuestros pasos se desliza por sus empedradas calles; calles solitarias, mientras nuestras palabras se esconden asustadas por no alterar el silencio; silencio que en sí mismo, en Baeza, es puro arte.

Desde Úbeda es la A-316 la que nos conduce hasta esta bella localidad. La misma que nos conduce desde Jaén capital, que se encuentra a 47 kilómetros.

La llegada al casco histórico es sencillo pues los carteles indicadores del recinto monumental son continuos. Quizás su único problema sea el aparcamiento, escaso.

Historia

Allá por el siglo I a.C. encontramos ya referencia a una Biatia romana incluida en la Hispania Citerior. Posteriormente estuvo bajo la Provincia Tarraconense, regida por Cartago Nova y finalmente sería Vespasiano quien le otorgó una mayor importancia al darle el título de Municipio Flavio. En el siglo VIII llegaron los musulmanes a la ciudad, que pasó a conocerse como Bayassa, hasta que en el año 1212, en la batalla de las Navas de Tolosa, los reinos cristianos le infringieron una fuerte derrota a los almohades que por entonces habitaban la ciudad. Se constituyó un segundo reino de taifa, pero su emir, quien hizo de Bayassa un pequeño califato, se hizo vasallo de Fernando III el Santo, quien la reconquistó el 30 de noviembre de 1227. Durante siglos, Baeza creció económicamente gracias a las vides y los olivos, así como al cultivo de cereales, y se convirtió en un centro artístico importante junto con Úbeda, donde se desplegó, gracias a los mecenas, edificios renacentistas que aún, hoy día, se mantienen.

Baeza monumental

Lo mejor es situarnos, si vamos en coche, lo más cerca posible a la Plaza de la Constitución, para desde allí, iniciar nuestro paseo histórico. Justo en la Plaza del Pópulo tenemos una oficina de información turística en la que podremos recabar toda la información necesaria sobre la ciudad, y de ese modo comenzar la ruta.

A su espalda está la calle San Gil que nos llevará a la parte alta del casco histórico a la Santa Iglesia Catedral. Esta iglesia fue en época musulmana, mezquita, pero ya en 1147 fue convertida al cristianismo por Alfonso VI. Posteriormente, Fernando III le otorgó el nombre de Natividad de Nuestra Señora. Sobre esta mezquita se construyó una catedral gótica que fue restaurada en el año 1529, y fue finalmente en el año 1593 cuando se inauguró con las formas que hoy día tiene, después de que iniciara las obras el arquitecto Andrés de Valdevira.

Justo frente a la Catedral se encuentra la Fuente de Santa María, una bella construcción del año 1564, de estilo clásico y con columnas toscanas.

Tras pasar por las Casas Consistoriales, entramos por la calle San Felipe Neri para encontrarnos con el famoso Palacio de Jabalquinto de estilo gótico flamígero. Una vez que estéis en la Plaza de San Juan de la Cruz, volveros hacia la fachada principal de este Palacio y contened el aliento, porque su vista es magnífica, su arte, sus detalles, el conjunto… y su interior no es menos vistoso, con ese patio renacentista que tiene.

Torcemos ahora por la calle Beato Ávila en busca de la Puerta del Barbudo que debe su nombre a Martín Yáñez de la Barbuda quien en el año 1394 salió por ella para luchar contra los moros. Es uno de los pocos restos que aún quedan de la muralla original.

Así desembocamos en la Barbacana que nos llevará por delante de los Pósitos y finalmente a la Torre de los Aliatares en la conjunción con la Plaza de España. En este recorrido p el casco histórico hay otras visitas también dignas de ver como el Palacio de Villarreal, la Iglesia de Santa Cruz, la Iglesia de san Pedro o el Monasterio de Santa Catalina.

Una vez en la Plaza de España, la calle de san Pablo encierra toda una muestra de casas y palacios del siglo XVI que guardan un intenso sabor medieval. Recorredla, paseadla con tranquilidad y disfrutad del ambiente de esta zona.

Gastronomía

Al igual que ocurre en Úbeda, está basada en el aceite de oliva y en los productos de la huerta. Las ensaladas frescas son su fuerte, como la pipirrana. También los potajes, como el de acelgas, o las migas. y en invierno todos aquellos productos que provienen de las famosas matanzas del cerdo.

Fiestas

Como buena ciudad andaluza, sus fiestas fuertes son el la semana santa y la Feria que se celebra aquí a principios de agosto normalemente. Igualmente, el Corpus Christi y las Cruces de Mayo son otros festjos populares de gran calado.

Y un último consejo que también di al hablar de Úbeda. No visitéis la ciudad en pleno verano, porque las temperaturas pueden alcanzar perfectamente los 40º y el centro de Baeza es muy medieval, con profusión de calles empedradas y mucha piedra a la vista en todos sus monumentos, con poco lugar donde cobijarse del intenso sol que hace durante el día. Las fechas ideales son en primavera y otoño cuando las temperaturas son mucho más suaves, y tampoco son tan frías como en invierno.

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