Burdeos y el comercio del vino
Burdeos es una ciudad que ha crecido de la mano del comercio del vino. Ya desde la época romana fue una ciudad cuya economía se basaba en la exportación de esta bebida. Fue bajo el dominio inglés, entre los año 1154 y 1453 cuando su fama y su comercio se vio acrecentado gracias a las partidas de vino que se enviaban desde Francia a Inglaterra. Muchos mercaderes de Burdeos se enriquecieron gracias al monopolio de los gremios. Pero, sin embargo, fue el descubrimiento de América el que le dio el impulso definitivo a esta ciudad que vio como, gracias a su posición estratégica de cara al Atlántico, se abrían nuevas vías de comercio para su mercado vinícola. Hoy día, Burdeos produce 44 millones de cajas de vino anuales.
Pero quizás lo más importante, lo que le da a Burdeos su esencia, su vida, es el puerto. Y es que tras Marsella, Burdeos es el segundo puerto más antiguo e importante de Francia. Precisamente, conocer Burdeos es pasearla por sus muelles, y por las avenidas que dan al río Garona, en cuyos meandros está construida la ciudad. Las principales plazas y terrazas de esta bella ciudad clásica se encuentras abiertas al río gracias a estas avenidas y muelles.
Sin embargo, de aquel pasado romano, franco o inglés, se conserva bien poco, porque Burdeos es una ciudad que se ha ido reconstruyendo poco a poco, y la que hoy conocemos, la quinta ciudad más importante de Francia, se ha extendido alrededor de un barrio noble que se creó en el siglo XVIII.
Podemos pasearnos por el Quartier des Chartrons, el antiguo barrio de mercaderes, con preciosas calles ocupadas por edificios que son de ese siglo. La rue Ferrere, la rue Foy o la Vauban, son elegantes calles de este distrito que, cómo no, desemboca al río.
Monumento a los Girondinos
Este barrio se encuentra muy cerca de lo que es la principal plaza de Burdeos. Una grandísima y bella plaza conocida como la Esplanade des Quinconces que es el pulmón de la ciudad por su arboleda, y que está adornada con fuentes y estatuas. Esta plaza se creó entre los años 1827 y 1858 en un lugar donde antes se levantaba el Chateau de Trompette. En el centro de la Esplanade des Quinconces se encuentra el Monument aux Girondins en recuerdo de los girondinos que fueron enviados a la guillotina por Robespierre. Precisamente, en una de las esquinas de esta plaza se levanta la Maison du vin, una especie de museo del vino donde ofrecen degustaciones.
Desde allí podemos acercarnos a la Iglesia de Notre Dame, edificada entre los años 1684 y 1707 y a apenas unos metros, entre la Iglesia y la Explanada anterior, el Gran Teatro, levantado entre 1773 y 1780, considerada como una obra maestra dentro del estilo clásico, en el que destaca las 12 columnas corintias de la fachada coronadas por 12 estatuas de las musas.
De allí podremos acercarnos, en dirección al Garona, a la Plaza de la Bourse, de cara a los muelles, una elegantísima plaza presidida por dos edificios dignos del siglo XVIII: el Palacio de la Bourse y el Hotel des Douanes.
Frente a esta plaza, podremos acercarnos a los muelles, recordar allí su pasado y su presente mercader, e iniciar un agradable paseo junto al río Garona, para pararnos a degustar algunos de esos exquisitos vinos de Burdeos en las terrazas que hay frente a la Esplanade des Quinconces y de la que tan buenas fotografías podremos obtener.
La Iglesia de St. Seurin con obras de arte del siglo VI, o la Basílica de St. Michel, del año 1350, o la Catedral de St. André con sus gigantescas naves, son algunas de las restantes visitas que se pueden hacer en esta tranquila y elegante ciudad, Burdeos.
Fotos obtenidas via flickr
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Saludos,
Es cierto que Burdeos es una ciudad fascinante y a proximidad de nuestro pais.Les recomendo quedarse por un fin de semana para conocer este bello puerto